¿Qué es? ¿Cómo llega a nosotros? ¿Podemos controlarla?
Son muchas las personas que sienten que su autoestima o la
de algún ser querido es baja. Con los menores debemos trabajar cuidadosamente
para que crezcan con una autoestima sana.
La autoestima es la valoración que tenemos de nosotros
mismos. Puede ser una valoración por encima de lo que realmente somos, neutral,
o por debajo. Los extremos suelen ser riesgosos.
La mayoría de las personas que tiene problema de autoestima
se encuentran en la parte que los lleva a sentirse menos de lo que realmente
son e incapaces de muchísimas cosas que realmente pueden.
No nacemos con autoestima, eso no viene en el paquete
genético ni se nos contagia en el canal de parto. Después de nacidos el
comportamiento de la sociedad nos va impregnando de muchos juicios de valores y
eso nos lleva a formar la valoración que tenemos sobre nosotros y los demás.
Uno de los factores más comunes que he visto en las personas
que sufren de baja autoestima es que vienen de un ambiente sumamente
competitivo. El colegio, los amigos, los primos, los hermanos y los padres.
Cuando no logran ser primeros en alguna competencia o en alguna materia, suelen
haber comparaciones y hasta críticas... muchas veces denigrantes.
Siempre queremos que nuestros hijos sean mejores, y eso es
muy sano, lo que les puede afectar es que les exijamos ser “los” mejores.
Todos tenemos nuestro valor y nuestras fortalezas. También
tenemos nuestras debilidades. Concentrarnos en lo que no podemos hacer de la
mejor forma puede llevarnos a pensar que valemos menos. Compararnos con los
demás siempre nos llevará a encontrar alguien que puede ser mejor en algo.
Exigirnos siempre superar a alguien será un factor primordial para sentir más
frustraciones que momentos felices. Es que seremos menos veces el ganador.
Sí, siempre habrá una mejor nota; si tenemos la mejor nota
otro será mejor en un deporte; otro tendrá la sonrisa que más le gusta al
género complementario; otro podrá ser más alto o tener las manos más bonitas;
quizá otros tengan más dinero para darse algunos lujos... En fin, si queremos
sentirnos menos, tenemos muchas posibilidades de encontrar excusas para
considerarnos así.
No somos malos cuando no tenemos las mejores notas, cuando
no resultamos ser los más simpáticos, cuando no somos el mejor deportista,
cuando no ganamos la mayor cantidad de dinero, cuando no ganamos en un juego de
mesa, cuando no tenemos la mayor habilidad para responder, cuando no tenemos la
mayor cantidad de conocimientos, cuando no tenemos la pareja más hermosa,
cuando las cosas no salen como quisiéramos..
Una corta anécdota Joseph: Mi lectora más joven, Alexa, de 8
años, preguntó en medio de una conversación qué era una tableta. Algunos se
rieron por ella no saber. Ella le contestó que Diego dice en su libro Mi
Binomio que no podemos saberlo todo, que todos somos ignorantes de
muchas cosas. Niños y adultos enmudecieron y le explicaron lo que era el
moderno equipo.
Esas burlas la podían llevar a desarrollar una baja
autoestima. En ese instante demostró que no le importa no conocer algo, que eso
no la haría sentirse menos.
Los que tienen baja autoestima tienden a exigirse más de lo
que nadie puede ser. Se concentran en compararse con los demás y competir
contra cada uno en una categoría individual. Si quiere competir contra alguien,
hágalo en el todo, verá que usted sale ganando en una gran cantidad de
categorías ante cualquiera que se quiera comparar.
El valor de nosotros no se ve en la ropa que usamos y lo que
podemos comprar. No valemos por el dinero, sino por lo que somos. Superarnos
cada día a nosotros mismos es lo que en realidad llamo superación. Autoestima
es una herramienta que necesitamos tener en equilibrio. Debemos dejar de
analizarnos, es mejor dedicarnos a vivir. Progresar, aprender, ser felices...
nadie es menos, nadie es más... simplemente somos la pieza más importante del
rompecabezas propio que se llama VIDA.
Artículo realizado por: LIC. CARLOS
MANUEL ESTEVEZ PEREZ
1 comentarios:
CUENTO CON MORALEJA SOBRE AUTOESTIMA:
Había una vez un campesino con su asno paseando por los bosques,en eso entonces el asno muy desprevenido tropezó a la boca de un pozo, el campesino ileso llegó a tierra mientras que el asno lloraba de dolor, entonces el campesino con tal de llegar al fin del sufrimiento del asno, quiso enterrarlo vivo para que muera de una vez por todas, el campesino invitó a gran cantidad de gente a que lo ayudara a enterrar al asno, todos aceptaron y con sus palas comenzaron el entierro. Al principio el asno lloraba y lloraba pero se dio cuenta de que si se esforzaba hasta llegar a la punta del pozo conservaría la vida, acto seguido el asno se sacudió la tierra y comenzó a escalar y de una forma sorprendente llegó a la boca del pozo, lo que había pasado era que con la tierra que le echaban encima de él, el asno se sacudía y la tierra se fue acumulando hasta que lo llevó al asno a la punta del pozo formando una montaña de arena que sostenía su propio peso.
MORALEJA: siempre di "yo puedo, yo sí puedo hacerlo como el asno", y nunca seas tan pesimista como el campesino que creyó que no había esperanza.
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