lunes, 10 de diciembre de 2012

El sesgo de la disponibilidad presente en como evaluamos nuestras posibilidades de éxito



El sesgo de la disponibilidad es una tendencia a valorar las probabilidades en base a los ejemplos más sencillos que acuden a nuestra mente. Es decir, como los organizadores de la lotería continuamente ensalzan a los ganadores y se olvidan de los millones de personas que han comprado un billete pero han perdido, entonces nuestra mente solo se centra en aquellos que han ganado desechando todos los que han perdido (que, irónicamente, es la inmensa mayoría). Desde este análisis, asumimos que tenemos mayores probabilidades de ganar que de perder.

Lo más interesante es que este sesgo cognitivo no solo se aplica a la lotería sino a muchísimas otras esferas de nuestra vida e incluso afectan nuestro desempeño profesional. Por ejemplo, se ha demostrado que los doctores que han diagnosticado dos casos seguidos de meningitis bacteriana, creen percibir los mismos síntomas en el próximo paciente, incluso si este tiene solamente una gripe y si son conscientes de que es muy poco probable (estadísticamente hablando) diagnosticar tres casos seguidos con la misma enfermedad.


¿Cómo vas a morir?

En los últimos años se han realizado algunos estudios particularmente interesantes dirigidos a evaluar el sesgo de la disponibilidad. En práctica, a las personas se les pedía que respondiesen a una serie de preguntas donde debían analizar cuál sería su causa de muerte más probable.

Por ejemplo, en un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, se apreció que las personas pensaban que tenían más probabilidades de ser asesinadas por la calle que de sufrir un cáncer de estómago. En realidad, tenemos cinco veces más probabilidades de morir de un cáncer de estómago que de vernos envueltos en un tiroteo o morir víctimas de un asalto pero visto que estos últimos eventos tienen una mayor repercusión mediática, nuestra mente tiende a cambiar ligeramente las estadísticas.

Una investigación precedente, realizada en el 1995, también confirma este sesgo. En aquella ocasión se preguntó si existían más probabilidades de ser atacados por un tiburón que de morir en un accidente aéreo. Debemos recordar que por aquellas fechas, sobre todo en los Estados Unidos, se organizó una verdadera pesadilla mediática sobre los ataques de tiburones, por ende, la mayoría de las personas pensó que era más probable morir por un ataque de escualo cuando realmente no es así.

En práctica, cuando algún conocido tiene un accidente de coche, inmediatamente consideraremos que las carreteras son menos seguras aunque realmente no se trate sino de un sesgo cognitivo provocado por el impacto de la emoción. De la misma forma, mientras más memorable y significativo sea un evento, más distorsionaremos las probabilidades de ocurrencia.


Fuentes:
Briñol, P.; Petty, R. E. & Tomala, Z. L. (2006) The Malleable Meaning of Subjective Ease. Psychological Science;17(3): 200-206.
Read, J. D. (1995) The availability heuristic in person identification: The sometimes misleading consequences of enhanced contextual information. Applied Cognitive Psychology; 9(2): 91–121.

1 comentarios:

Daniel Kanheman, catedrático de psicología en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía, recoge en su último libro “Pensar rápido, pensar Despacio” (Ed. Debate) algunos de los estudios más relevantes llevados a cabo sobre el llamado “sesgo de disponibilidad”.

En una investigación pionera, el especialista en análisis de la percepción pública de riesgos de la Universidad de Oregón, Paul Slovic, pidió a los participantes en su estudio que consideraran si una causa de muerte producía más o menos fallecimientos que otra. Con todos los datos, Slovic comparó a continuación los resultados obtenidos con las estadísticas de defunción oficiales y obtuvo los siguientes resultados:

1) El 80% de los participantes juzgaron que las muertes debidas a accidentes eran más probables que las muertes provocados por derrames cerebrales. En realidad, los derrames cerebrales causan casi el doble de muertes que todos los accidentes juntos.

2) Los tornados se consideraron causas de muerte más frecuentes que el asma. Sin embargo, el asma causa 20 veces más muertes.

3) Se juzgó que las muertes por enfermedad y accidente eran igual de probables. La muerte por enfermedad es 18 veces mayor que la muerte por accidentes.

4) Se juzgó también como 300 veces más probable la muerte por accidentes que por diabetes cuando en realidad muere 1 persona por accidente por 4 de diabetes.

¿Cuál es la lección que sacamos de esto según Kahneman?. Pues que las estimaciones que hacemos de las causas de muerte están distorsionadas por la relevancia mediática que tengan, pues la cobertura periodística está sesgada hacia la novedad y el dramatismo. Este dramatismo acude con facilidad a nuestra mente y nos provoca temor. Por raros que resulten, los tornados provocan una destrucción cuya visión genera en nosotros una sensación de peligro real. Aunque el asma causa 20 veces más fallecimientos, son fallecimientos que carecen de un “disparador” emocional. En definitiva, un problema de disponibilidad.

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